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Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente
Una reflexión sobre el libro de Job
Gustavo Gutiérrez
La teología es un lenguaje sobre Dios. Pero al ser Dios ante todo «misterio», solo es posible hablar bien de Él desde el asombro y el respeto. Ambas actitudes protegen de la arrogancia y encuentran en la cruz el acceso más seguro a este secreto escondido desde la creación del mundo.
No en vano, es en el Jesús indefenso y sufriente donde Dios se dice por completo a sí mismo. Es a través del Crucificado donde se alcanza a comprender la paradoja de la victoria sobre el pecado y la muerte. Y es precisamente en ese hombre insignificante fijado a una cruz donde puede anunciarse al triunfante Resucitado como refugio seguro, hogar acogedor y espacio de alegría desbordante para todos los que en esta tierra sufren injustamente y son despreciados a causa de la pobreza.
Al adentrarse en el libro de Job, el lector es invitado a descubrir en este hombre piadoso y sufriente del Antiguo Testamento una figura ejemplar de Cristo. Pero también es llamado a leer su historia personal y comunitaria de preocupaciones, tristezas y desesperanzas a la luz de una fe insobornable y una plegaria confiada.
Gustavo Gutiérrez (Lima 1928) está considerado uno de los pensadores más originales y fecundos de Latinoamérica. Teólogo, escritor y místico, es miembro de la Orden de Predicadores.