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La mayoría de las personas, incluso aquellas que no son religiosas, conocen la historia de Jonás: un profeta rebelde que desafía a Dios y que es tragado por un gran pez. Lo que la gente no conoce tan bien es la segunda parte de la historia: lo que le ocurre a Jonás tras salir del vientre del animal. Sin embargo, es en esta parte donde se encuentra una de las lecciones más poderosas e importantes de la Biblia.
Esta famosa historia muestra cómo, si comprendiésemos la misericordia de Dios, nos llevará a lugares donde preferiríamos no ir, a personas por las que preferiríamos no preocuparnos y, en última instancia, a los propósitos más profundos de Dios. En un momento de creciente división, El profeta pródigo nos muestra el amor de Dios en medio de las personas y cómo los cristianos deben escuchar el llamado de Dios incluso cuando los lleva a lugares incómodos.