Lucas escribe una obra en dos partes, tradicionalmente llamadas "Evangelio de Lucas" y "Hechos de los Apóstoles". El presente libro es un ensayo sobre la primera parte de la obra, que por razones obvias es llamado "Evangelio de la Misericordia". Este bien merecido título no significa que la misericordia sea una novedad de Lucas, sino que aquí el acento recae en la misericordia. No sirve Lucas unos cuadros empalagosos y sin garra. Él, como el primero, presenta la radicalidad del evangelio en un mundo de antítesis. Dios toma partido por los pobres y desgraciados. Jesús aparece como la justicia misericordiosa del Padre, que en él se revela. Desde los pobres se proclama el evangelio. Nadie que haya leído las parábolas del perdón o escenas como la de la pecadora y el fariseo o la plegaria de Jesús por sus enemigos que le crucifican podrá olvidar esas páginas. Pero es desde su mismo lenguaje conciliador y armonioso donde se nos muestra especialmente la misericordia evangélica, que reviste la forma de crudo desenmascaramiento cuando se dirige a los irresponsables, a los carentes de piedad, a los explotadores. Presentamos aquí el tomo segundo del ensayo de Benito Acosta, donde se comentan las tres últimas secciones del Evangelio de Lucas: la marcha hacia Jerusalén, que es el centro neurálgico del Evangelio de Lucas, donde vemos a Jesús alternativamente con los fariseos , el pueblo y sus discípulos, desarrollando una actividad que se sintetiza muy bien en un poderoso esquema: la estancia en la ciudad santa, abreviación la presentación de Marcos; y los sucesos trascendentales de la Pascua en los que el autor ha sabido poner su sello indiscutible