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EL MÉTODO DE LA GRACIA / SERMONES SELECTOS.

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Encuadernación: Imitación Piel

"George Whitefield fue uno de los ministros cristianos más dinámicos y conocidos del siglo XVIII. Los periódicos de la época lo llamaban «la maravilla de la época. Fue ministro de la iglesia anglicana y considerado una de los siervos fundamentales utilizados por Dios en el famoso «Gran Despertar».

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Información Extra
En la historia de George Whitefield, una de las cosas que llevó a que empezara su ministerio de predicación en la calle fue el hecho de que muchas iglesias locales empezaron a cerrarle las puertas debido a su denuncia sobre la condición espiritual y los sermones que exponían muchos líderes religiosos del momento, lo cual no sentó muy bien a muchos líderes religiosos de aquella época que se esforzaron por no dejarle una puerta a vierta a Whitefield en muchos lugares. Eso empezó a cobrar sentido para mí cuando, estudiando más a fondo la vida y ministerio de Whitefield, pude leer con calma el mensaje titulado el «Método de la Gracia» el cual comienza citando Jeremías 6:14 «Y curan a la ligera el quebranto de mi pueblo, diciendo: «Paz, paz», pero no hay paz.» El mensaje inicia hablando de los falsos profetas, líderes religiosos embaucadores y no siervos fieles del Señor los cuales, en lugar de confrontar el pecado del pueblo, le hacen sentir cómodo cuando están muertos en sus delitos y pecados. Esas palabras escogidas por Whitefield no eran fruto de la casualidad, sino que eran el reflejo de lo que estaba sucediendo en aquel entonces y que provocaba una condición espiritual de suma decadencia en el país, culpa en gran parte de aquellos líderes religiosos que estaban sustituyendo el verdadero mensaje del Evangelio por mensajes que no confrontaban el pecado y que simplemente hacían sentir libre al impío cuando se encontraba enemistado contra Dios. En ese mismo mensaje Whitefield muestra claramente la condición caída del hombre, la situación de muerte espiritual en la que se encuentra, y hace hincapié a lo largo de todo el sermón de cómo el pecador solo puede degustar la gracia salvadora de Dios si primero se humilla y experimenta el dolor profundo del arrepentimiento al reconocer sus pecados y miseria. Creo con toda certeza que Whitefield sabía que había muchos como él, que seguían muertos en sus delitos y pecados cumpliendo tan solo algunas disciplinas y rituales religiosos, ciertas prácticas litúrgicas, pero sin vida espiritual en su interior, que al igual que George W. tenían que ser conducidos mediante la predicación de las Escrituras a la realidad que él mismo tuvo que enfrentar un día: tienen que nacer de nuevo.Cada uno de sus mensajes era un reflejo fiel de las enseñanzas biíblicas contenidas en la Palabra de Dios, pero también, un reflejo del propio predicador." Juan Manuel Vaz