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Cuando Robert finalmente logró salir del laberinto a su alrededor vio riqueza, grandes carteles luminosos, majestuosos y modernos edificios, lujosas tiendas de marcas conocidas, pero también en cuanto rebasó los barrios céntricos se encontró con indigencia, pobreza, suciedad, gente sin techo Personas que hasta hacía poco tenían trabajo, casa y una vida normal, ahora no tenían dónde vivir, y a muchos de los que trabajaban ni siquiera les daba el sueldo para salir de la pobreza.
¿Quién se ha comido mi queso? La aventura continúa es una visión aguda, perspicaz y crítica del laberinto en el que vivimos inmersos sin apenas darnos cuenta de su magnitud.
Es un grito de esperanza y un aprendizaje social. Un relato demoledor y clarificador de cómo estamos bajo el yugo de un sistema opresor y a pesar de ello creer que somos libres.
Robert, el protagonista, en la última parte de ¿Quién se ha comido mi queso?, logró liberarse del laberinto. En esta segunda parte, los otros personajes también han salido al mundo exterior, pero aun así no se han liberado, sino que siguen atrapados en los condicionamientos y la sugestión del laberinto que les maneja haciéndoles creer que tienen libre albedrío.
Robert ha ido aprendiendo que la libertad no la da de ninguna manera el laberinto, sino que es una conquista personal y social.