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El autor de este libro, Máximo García Ruíz, reconocido teólogo y pastor bautista en España, admite abiertamente que la primera fase de su formación teológica no logró resolver los numerosos interrogantes y contradicciones que le planteaba una lectura literal del texto bíblico considerado en su totalidad idéntico a nivel de veracidad.
Llegado a este punto, entró en la segunda fase de sus estudios teológicos y descubrió el concepto de relectura. Una nueva etapa de aprendizaje que sin socavar para nada el concepto de Palabra de Dios, exige desaprenderse de muchas de las ideas erróneamente incorporadas al subconsciente tanto individual como colectivo, a fin de poder leer la Biblia desde una perspectiva nueva, libre de prejuicios, incorporando herramientas capaces de ayudar a descubrir el qué y el por qué de su contenido; un contenido diverso, escrito en un contexto social determinado, diferente al nuestro, y con unas claves antropológicas, sociales y religiosas propias, que es preciso conocer.
Coincidimos con Martin Lutero, dice el autor en que la Biblia es la máxima regla de fe y conducta para los cristianos. Ahora bien, eso no quiere decir que cualquier persona, tenga la razón o el derecho de interpretarla a su gusto y de imponer sus enseñanzas sobre los demás. Es cierto que todo creyente, por muy sencillo que sea, puede encontrar en la lectura de la Biblia alimento espiritual para su vida, pero no es menos cierto que, de igual forma, puede inferir de su lectura conclusiones teológicas erráticas conducentes a adoptar posturas ajenas a la enseñanza de las Escrituras, de cuyo peligro se han derivado multitud de desvíos heréticos.
Guiar a los lectores de la Biblia del siglo XXI por este sendero de la relectura, algo inevitable, aunque aventurado y escabroso, es el propósito del libro. Pensado para lectores que desean superar ese primer estadio de aproximación al texto sagrado, que no se conforman con limitar la lectura de la Biblia a una dimensión exclusivamente devocional, aunque mantengan la legitimidad de hacerlo con ese propósito, buscando en la Biblia inspiración para su vida diaria, pero sin renunciar a un conocimiento racional. Lectores convencidos de que leer la Biblia con una fe inteligente es la mejor manera de fortalecerse en su mensaje y desarrollar en ella una fe firme.