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Aunque teóricamente todos los sistemas teológicos del cristianismo fueron elaborados a partir de la Biblia, la verdad es que, en muchos casos, tales sistemas pronto adquirieron una autoridad propia que impuso con rigidez sus conclusiones a la labor exegética. Esto ha sido especialmente cierto en el caso de la mujer.
Así, a lo largo de los siglos se han presentado como axiomáticas algunas proposiciones que limitaban de forma considerable el liderazgo de la mujer en la iglesia.
En este libro la autora propone someter a examen estas interpretaciones que, por ceñirse a ciertas tradiciones teológicas, han sobredimensionado algunos textos que aparentemente limitaban el papel de la mujer, han ignorado otros que ponían en tela de juicio la exégesis tradicional, y han dejado en el olvido o minimizado aquellos que hacían referencia al liderazgo espiritual desempeñado por muchas mujeres.
Porque lo cierto es que la Biblia también está escrita en femenino y en plural, aunque una lectura androcéntrica, hecha desde el prisma de la cultura grecolatina, lo haya ocultado durante siglos.