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Don Miguel de Unamuno cultivó a lo largo de su dilatada y fecunda trayectoria un extenso abanico de géneros y modalidades literarias todo ese rico legado está marcado por una profunda e intensa actitud meditativa, por un casi doloroso esfuerzo de indagación cultural y muy en particular sobre el misterio de la irrevocable finitud del hombre.
Cuando, Señor, nos besas con tu beso
Que nos quita el aliento, el de la muerte,
El corazón bajo el aprieto fuerte
De tu mano derecha queda opreso.
...
Mientras la mente, libre de la losa
del pensamiento, fuente de ilusiones,
duerme al sol en tu mano poderosa.