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¿Puede algo separarnos del amor de Cristo? Esto es lo que queremos saber ¿Es cierto que el amor de Dios es eterno? No nos ama solo en Semana Santa, cuando andamos con los zapatos limpios y el pelo lustroso. Queremos saber (¿verdad que allá en lo más hondo lo queremos saber?) qué siente hacia nosotros cuando nos comportamos como odiosos. Cuando saltamos sobre todo lo qué se mueve; cuando cerramos; cuando nuestra lengua puede rebanar una roca. ¿Qué siente entonces hacia nosotros?
Esa es la cuestión
¿Podemos alejarnos demasiado... o esperar demasiado... o deslizarnos demasiado?
¿Pueden nuestros pecados superar el amor de Dios?
La respuesta la hallamos en una de las palabras más dulces que existen: GRACIA
Reflexiona en lo que Dios logró, dice Lucado. Dios no condona el pecado, ni transige con sus normas. No pasa por alto nuestras rebeliones, ni suaviza sus demandas. En vez de echar a un lado nuestro pecado, lo asume - ¡en qué cabeza cabe! - se autosentencia. Dios sigue siendo santo. El pecado sigue siendo pecado. Y nosotros quedamos redimidos.
El autor Max Lucado nos invita a recorrer las cumbres de la misericordia de Dios. En su más teológicamente provocador libro hasta la fecha, nos recuerda que al Dios que nos hizo no le falta fuerza para sostenernos