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El arte moderno, como la escultura de Giacometti, presenta al hombre sumido en la alienación, la soledad y la desesperación. ¿Fue siempre así el arte? ¿Debe siempre centrar la atención en el estado perdido del ser humano?
El Dr. Francis A. Schaeffer, un teólogo con profundo interés por el arte, muestra cómo la Biblia enseña los varios usos que del arte hizo Dios en tiempos del Antiguo Testamento. Luego, volviendo de nuevo a nuestro tiempo, sugiere once perspectivas desde las cuales elaborar un punto de vista cristiano sobre el arte.
Para el cristiano, el arte puede ser fuente de gozo, símbolo de creatividad y realización que demuestra la dignidad de la persona humana, hecha a imagen de Dios el Creador. Para el artista cristiano, el cielo no es el límite. Puede distinguir entre la realidad y la ilusión, y así es aquel cuya imaginación puede volar más allá de las estrellas.