Información Extra
Una gran historia nunca contada antes: la de un chico que hablaba con Jesús, y que se atrevía a hacerle las preguntas más inocentes, a la vez que le cuestionaba sobre los temas que más han preocupado a la humanidad desde los orígenes del tiempo. Su nombre era Segatashya. Era un pastor, analfabeto, que provenía de una familia pagana de una de las zonas más remotas de Ruanda. Nunca fue al colegio, ni tuvo una Biblia en sus manos ni pisó una iglesia
Un día de verano de 1982, cuanto este chico de 15 años descansaba de su trabajo bajo la sombra de una acacia, Jesús le visitó y le pidió si estaba dispuesto a cumplir una misión: recordar a la humanidad cómo vivir en la tierra de modo que pudieran ir al cielo. Segatashya aceptó con una condición: que Jesús respondiera todas sus preguntas sobre la fe, la doctrina, el sentido de la vida, cómo era el cielo y el infierno Jesús accedió a la proposición del chico y este inició uno de las viajes más milagrosos de la historia moderna.
La inocencia de Segatashya y el corazón sincero de este adolescente, pronto se impuso a la desconfianza de algunos. Sin saber ni leer ni escribir, llegó a debatir con especialistas en Sagrada Escritura, con sacerdotes y teólogos Llegó a ser tan famoso en Ruanda, que la Iglesia estableció una comisión de investigación para establecer si las apariciones de Jesús eran reales. Los médicos y psiquiatras que le examinaron llegaron a la conclusión de que estaban siendo testigos de un milagro. Sus palabras, las verdades que expresaba de un modo sencillo, convirtieron los corazones de miles de personas allá por donde iba.
Antes de su muerte, durante el genocidio de Ruanda de 1994, Segastashya continuó viajando por Ruanda y por los países vecinos, conversando con Jesús y preguntándolo todo lo que cada uno de nosotros queremos saber: ¿Por qué hemos sido creados? ¿Por qué tenemos que sufrir? ¿Por qué le pasan malas cosas a los buenos? ¿Cuándo finalizará el mundo? ¿Hay vida después de la muerte? ¿Cómo se va al cielo? Las respuestas a estas preguntas cruciales se encuentran en este fascinante libro, que es el primer intento de poner por escrito la increíble historia de Segatashya.
Escrito con pasión, gracia y ternura, este libro de Immaculée Ilibagiza, que fue amiga de Segatashya y que sobrevivió al terrible holocausto ruandés, llegará a conmover el corazón de los lectores de un modo profundo. Da igual si no se es católico, las palabras de Segatashya nos llenarán de alegría y de calor, y prepararán nuestro corazón para esta vida y para la futura que no tendrá fin